Las enfermedades ocupacionales son aquellas que se desarrollan como consecuencia directa de las condiciones de trabajo o del ambiente laboral en el que una persona desempeña su actividad. Estas pueden surgir debido a la exposición prolongada a agentes químicos, físicos, biológicos o psicosociales presentes en el entorno laboral. Su aparición no siempre es inmediata, y en muchos casos, los síntomas se manifiestan con el tiempo, lo que puede dificultar su diagnóstico temprano.
El concepto va más allá de las lesiones físicas inmediatas que ocurren en el trabajo, como los accidentes. Se refiere a aquellos trastornos que afectan la salud a largo plazo y son provocados por factores presentes en el ambiente laboral, ya sea por la naturaleza del trabajo o por condiciones inadecuadas de seguridad e higiene.
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Agentes químicos: productos tóxicos como gases, vapores, polvo y productos químicos utilizados en el trabajo pueden afectar la salud. Ejemplos incluyen la exposición al asbesto, plomo, mercurio, y otros compuestos industriales.
Agentes físicos: el ruido excesivo, las vibraciones, la radiación y la exposición a temperaturas extremas son factores que pueden generar trastornos a largo plazo en los trabajadores. Los problemas auditivos debido al ruido constante son un ejemplo claro.
Agentes biológicos: los trabajadores expuestos a organismos patógenos como bacterias, virus u hongos (por ejemplo, en hospitales, laboratorios o en la industria alimentaria) podrían desarrollar infecciones o enfermedades respiratorias.
Factores psicosociales: el estrés laboral, la presión psicológica, el agotamiento extremo (burnout) o la exposición a un ambiente laboral conflictivo probablemente desencadenen algún tipo de trastorno. Estos factores afectan principalmente la salud mental, causando ansiedad y depresión.
Factores ergonómicos: la falta de adaptación de los espacios de trabajo a las necesidades del cuerpo humano, como posturas inadecuadas o movimientos repetitivos, genera complicaciones musculoesqueléticas.
Trastornos respiratorios
Este grupo engloba las afecciones que afectan los pulmones y las vías respiratorias debido a la exposición a polvo, gases o sustancias tóxicas:
Asma ocupacional: causada por la exposición a agentes alérgenos o irritantes en el trabajo.
Neumoconiosis: enfermedades pulmonares causadas por la inhalación de polvo, como la silicosis o la asbestosis.
Bronquitis y fibrosis pulmonar: trastornos que se desarrollan por la exposición prolongada a sustancias irritantes.
Trastornos musculoesqueléticos
Afectan a los músculos, huesos, tendones y ligamentos, y están asociados principalmente a movimientos repetitivos, malas posturas o cargas físicas excesivas:
Síndrome del túnel carpiano: provocado por movimientos repetitivos de manos y muñecas.
Lumbalgia ocupacional: dolor lumbar derivado de malas posturas o levantamiento de cargas pesadas.
Tendinitis: inflamación de tendones debido a movimientos repetitivos.
Enfermedades dermatológicas
Afectan la piel de los trabajadores y son comunes en aquellos que manipulan productos químicos o están expuestos al sol por largos períodos:
Dermatitis de contacto: irritación o inflamación de la piel por la exposición a sustancias como productos de limpieza o disolventes.
Quemaduras solares: provocadas por la exposición prolongada al sol sin protección adecuada.
Enfermedades cardiovasculares
Las afecciones cardíacas, como la hipertensión y el infarto de miocardio, pueden estar relacionadas con factores laborales, como el estrés crónico y la falta de descanso. Aunque no son exclusivamente afecciones ocupacionales, las condiciones de trabajo influyen en su aparición.
Trastornos psicosociales
Estos afectan el bienestar emocional y psicológico de los trabajadores y son comunes en entornos laborales hostiles, jornadas laborales extensas o presiones excesivas:
Estrés laboral: ansiedad o agotamiento por las demandas del trabajo.
Burnout (síndrome de agotamiento profesional): un estrés severo que afecta tanto la parte emocional como física del trabajador.
Enfermedades oncológicas
La exposición a ciertos agentes laborales puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer, como el cáncer de piel debido a la exposición al sol o el cáncer de pulmón por inhalación de sustancias como el asbesto.
Las afecciones ocupacionales son un problema de salud relevante que afecta a una gran parte de la población trabajadora. A menudo, se desarrollan de manera lenta y silenciosa, lo que hace crucial su detección temprana para evitar consecuencias graves. La prevención juega un papel fundamental, y tanto empleadores como empleados deben ser conscientes de los riesgos, adoptando medidas adecuadas para minimizar los impactos de las condiciones laborales en la salud. Con un enfoque adecuado en seguridad y bienestar, es posible reducir significativamente la incidencia de estas afecciones y mejorar la calidad de vida de los trabajadores.
La prevención incluye la implementación de medidas de seguridad adecuadas en el lugar de trabajo, el uso de equipos de protección, el control de la exposición a agentes peligrosos, y el fomento de un ambiente laboral saludable y libre de estrés excesivo.
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